10 fundamentos para educar a un niño según Juan Amós Comenio

En Sistema Educativo LAM tomamos como referencia para nuestro método educativo los fundamentos que Juan Amós Comenio escribió en su obra Didáctica Magna, que desde hace más de 500 años sigue vigente y aplicándose en la educación actual.

Si no habías escuchado o no conoces quién era Juan Amós Comenio, te cuento un poco del hombre que ha sido nombrado el padre de la educación moderna.

Juan Amós Comenio nació en República Checa el 28 de marzo 1592 y falleció en Ámsterdam el 15 de noviembre de 1670. Fue un teólogo muy reconocido, filósofo y pedagogo. Comenio estaba convencido del papel clave de la educación desde la primera infancia para un correcto desarrollo del hombre, por esta razón escribió su obra Didáctica Magna, la cual detonó su fama en toda Europa. 

Dicha obra es considerada la más importante de entre cientos que Comenio escribió a lo largo de su vida. Se le atribuye el invento del libro de texto en un intento (exitoso, por cierto) de incentivar la autonomía del proceso formativo para evitar que el gobierno católico eliminara del todo el protestantismo en República Checa. «Si la gente lee la Biblia en casa, no podrá confundirse», pensó Comenio. 

Todos los aportes que realizó a la pedagogía, la influencia en varios países de Europa, consejos dados a gobernadores, reyes, entre otros, así como la constante preparación, al igual que su persistencia por cambiar y mejorar la educación le valieron el título de «Maestro de Naciones».

Juan Amós Comenio fue el primero en hablar de la «primera escuela» o «escuela materna». No la consideraba una institución fuera de la familia, pero sí la primera en transmitir una serie de valores al niño. La familia también educaría y aportaría otras enseñanzas, pero según Comenio la madre sería la primera en hacerlo.

Para él, la educación debía tener como meta (para algunos utópica) al «ideal pansófico», es decir, enseñar todo a todos. Al ser todos hijos de Dios, todos tenemos la posibilidad de aprender. Mientras más sabios, más nos acercamos a Dios. Si el alumno no lograba aprender o era indisciplinado, era por error del maestro.

Así que, ¿cuáles son los diez fundamentos que propuso?

1. Que en todo lo que se eduque apunte a Dios. El cual es el origen de todo y puede expresarse en tres palabras:

  • Erudición. El hombre de erudición comprende el conocimiento de todas las cosas, artes y lenguas.
  • Costumbres honestas. El hombre de buenas costumbres no sólo externa urbanidad, sino la ordenada disposición interna y externa de sus pasiones.
  • Religión o piedad. Es el hombre que cuenta con una veneración interna con la que provoca que su alma se enlace a Dios.

2. Es inmanente en el hombre el deseo de saber. No solamente tienen tolerancia en los trabajos, sino inclinación a ellos. Se resalta esto en la primera edad y no nos abandona durante toda la vida. Los ojos, los oídos, el tacto, el mismo entendimiento, buscando siempre objeto en que emplearse, se dirigen en todo momento al exterior, siendo igualmente intolerable para la naturaleza viva, el ocio.

3. El hombre aprende en base a la experiencia. Pues si consideramos la ciencia de las cosas, veremos que es propio de Dios únicamente conocer todas las cosas sin principio, sin progreso, sin fin en una simple y sola intuición, y esto no puede hallarse ni en el hombre ni en el ángel, porque en ellos no puede darse ni la infinitud ni la eternidad; esto es: la divinidad. No es poca la excelencia del ángel y del hombre con haber recibido la luz de la mente, gracias a la cual pueden apreciar las obras de Dios y reunir el tesoro de la inteligencia. Nos consta que los ángeles aprenden con la contemplación (1 Pedro 1:12; Efesios 3:10; 1 Reyes 22:20; Job 1:6) y de aquí que su conocimiento, de igual manera que el nuestro, es experimental, es decir viene de las experiencias, de lo que vemos y vivimos.

4. La formación del hombre se hace muy fácilmente en la primera edad, y no puede hacerse sino en esta. Se deduce claramente de lo dicho que la condición del hombre y de la planta son semejantes. Pues así como un árbol frutal puede desarrollarse por sí mismo, pero silvestre y dando frutos silvestres también; es necesario que si ha de dar frutos agradables y dulces sea plantado, regado y podado por un experto agricultor. De igual modo el hombre se desarrolla por sí mismo en su figura humana, pero no puede llegar a ser racional, sabio, honesto y piadoso sin la previa plantación de los injertos de sabiduría, honestidad y piedad. De este fundamento se desprenden 6 elementos por los cuales se debe educar desde la primera infancia:

  • Por la incertidumbre de la vida presente.
  • Para que se instruya en las acciones de la vida antes de empezar a obrar.
  • Todas las cosas se forman fácilmente cuando son tiernas.
  • No hay que emplear de otro modo el gran espacio de la adolescencia concedido al hombre.
  • Sólo es firme lo que en la primera edad se aprende.
  • No educar en todo tiempo y desde el inicio es cosa de gran peligro.

5. La enseñanza debe ser universal. Hay que enseñar todo a todos, no ha de entenderse con esto que juzguemos necesario que todos tengan conocimientos de todas las ciencias y artes, sino que debemos ser enseñados e instruidos acerca de los fundamentos, razones y fines de las principales cosas que existen y se crean. Y hay que entender esto, y especialmente atenderlo para que no ocurra nada, durante nuestro paso por este mundo, que no sea tan desconocido que no lo podamos juzgar modestamente y aplicarlo con prudencia a su cierto uso. En resumen debemos educar en las artes y ciencias, en idiomas, en buenas costumbres de honestidad y que se adore sinceramente a Dios.

6. El orden que establezcamos para la educación debemos tomarlo de la naturaleza. Comencemos, en nombre de Dios, a investigar sobre qué, a modo de roca inmóvil, podemos establecer el método de enseñar y aprender. Y al procurar los remedios para los defectos naturales; no debemos buscarlos en otra parte sino de la misma naturaleza. Es realmente cierto que el arte nada puede si no imita a la naturaleza.

7. Partir de lo general e ir a lo particular. Se deben hacer los cimientos desde el primer momento de la formación en la inteligencia de los niños que han de dedicarse a los estudios; esto es, una disposición tal de las cosas que los estudios no parezca un aporte sin nada nuevo, sino que sean un cierto desarrollo particular de lo primeramente aprendido. Del mismo modo que el árbol crece durante cientos de años no le nacen nuevas ramas, sino las que en un principio le salieron se subdividen siempre en nuevas ramillas. Cualquier arte y ciencia se enseñe primero por los más sencillos rudimentos para que tenga de ella total idea.

8. La educación no debe dar saltos, sino que proceda gradualmente. El núcleo de los estudios debe distribuirse cuidadosamente en clases, a fin de que los primeros abran el camino a los posteriores y le den sus luces. Hay que hacer una escrupulosa distribución del tiempo para que cada año, mes, día y hora tenga su particular ocupación. Debe observarse también de manera estricta la extensión del tiempo y el trabajo para que nada se omita ni se trastorne nada.

9. Debe proceder de lo más fácil a lo más difícil. Debe el educador o preceptor hablar el mismo idioma que el estudiante por lo cual todas las explicaciones se deben hacer en la lengua común y en caso de tener el estudio de un segundo idioma, debe hacerse gradualmente de manera que el estudiante se acostumbre: primero, a entender; después, a escribir (donde hay tiempo para pensar), y por último, a hablar (esto es más difícil porque es más repentino).

10. No se debe enseñar nada para entretener o qué sea inútil. En la educación no debe haber nada inútil, es decir, todo debe ser útil en la vida de cada estudiante. Por lo tanto, en las escuelas no deben tratarse asuntos sino aquellos que tienen una aplicación segurísima para esta vida y la futura; principalmente para la futura. Hay que aprender en la tierra todo lo que perdure en los cielos. Si es necesario, como realmente lo es, imbuir en los estudiantes algunos conocimientos con miras a esta vida actual, han de ser dichos conocimientos de tal naturaleza que no sean obstáculo para la vida eterna y produzcan verdadero y seguro fruto en el presente.

Seguramente has leído algún otro fundamento o elemento de los muchos que Comenio escribió. Elegí estos 10 porque son los fundamentos que hemos impregnado en nuestro sistema educativo. Si conoces algún otro, no dudes en comentarlo y de igual manera nos gustaría saber cómo estás aplicando o cómo vas a aplicar estos fundamentos.

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