Elementos básicos para la impartición de clase

En la labor docente siempre hay que considerar lo siguiente:

Sobre los alumnos:

  • Conocer a tus alumnos por nombre.
  • Nunca establecer prejuicios de cada alumno y menos actuar por ideas preconcebidas.
  • Verlos como Jesús los ve y saber cómo pueden llegar a ser en el futuro.
  • Pensar que la semilla que ahora estoy sembrando en ellos dará un fruto inimaginable.
  • Amarlos y disfrutar verlos crecer y alcanzar nuevos logros cada día.
  • Recordar que tenemos en nuestras manos el tesoro más preciado de los padres.
  • Tener una buena relación con los alumnos y padres de familia.

 

Sobre la clase:

  • Establecer expectativas claras del curso, de la clase y del aprendizaje esperado de cada alumno. Ten claro lo que tú quieres de los alumnos y entonces bríndales la información para saber cómo cumplir las expectativas requeridas del curso.
  • Establecer las reglas de clase (o algunas de ellas) juntamente con los alumnos. De esa manera estarán más comprometidos en el cumplimiento de las mismas.
  • Las rutinas son necesarias para el aprendizaje. Crea rutinas sencillas pero que cumplas todos los días. Dentro de tu rutina, incluye el repaso del día anterior o temas anteriores.
  • Crear mecanismos para volver a captar la atención de los alumnos.
  • Constantemente estar motivando a los alumnos
  • Crear planes de transición para cambiar a otra actividad
  • Siempre partir de lo que los alumnos saben, para eso es muy importante lanzar preguntas detonadoras, donde hagamos reflexionar a los alumnos.
  • Antes de dar nuevos conceptos repasar los aprendidos.
  • Emplear diferentes mecanismos para que aprendan: visual, auditivo, kinestésico. Procurar emplear los tres estilos de aprendizaje para cada clase, de esta manera garantizas que tus alumnos aprendan.
  • Es fundamental una buena planeación de clase: tema a ver, materiales requeridos, actividades a realizar, preguntas detonadoras, casos que refuercen, forma de evaluar o comprobar el aprendizaje etc.
  • Los maestros deben hacerse cargo de la clase. Tú eres el que gobierna el salón, no el alumno.
  • Tener actividades preparadas para aquellos alumnos que terminen más rápido.
  • En aquellos casos difíciles, aplicar el reglamento, pero visualizar la mejor manera de hacer al niño comprender la razón por la que requiere un cambio de actitud. Tratar de visualizar la verdadera razón por la que el alumno se ha comportado de esa manera (problemas en casa, querer llamar la atención, se siente enfermo) y entonces no solamente llevar al niño a asumir las consecuencias de sus actos en el momento sino ver estrategias para ir trabajando en su carácter.
  • Se debe enseñar a los alumnos a tener el salón limpio y ordenado.
  • Dar la oportunidad en diversas ocasiones para que el alumno repita aspectos claves que quieres reforzar en los conceptos que estás impartiendo.
  • La evaluación es un parámetro necesario para saber cómo va aprendiendo el alumno
  • Asegurar que los alumnos están “aprendiendo a ser”, identificando su identidad y reforzándola; «aprendiendo a hacer», exponiéndolos a diversas maneras de desarrollar competencias para la vida; “aprendiendo a relacionarse con otros”, sabiendo resolver conflictos y comunicarse; y «aprendiendo a conocer», ayudándoles a saber como buscar respuestas, donde encontrar procedimientos o resolver casos, desarrollar hábitos de auto-estudio.

 

Sobre el maestro:

  • Piensa siempre que eres un modelo.
  • Consuela y ayuda.
  • Busca estrategias para motivar a los alumnos; ellos sí pueden lograrlo, inspíralos.
  • Debe ser el primero en ejercer el carácter cristiano.
  • Debe ser disciplinado y responsable.
  • Debe ser respetuoso en todo momento.
  • Debe ser creativo y saber que cuando «el hermoso plan de clase maravillosa», no está logrando que el alumno aprenda, se debe cambiar la actividad.
  • El maestro en todo momento está comunicando. «Debo comunicar correctamente para entrenar correctamente».
  • Debe ser cazador de talentos y ayudar a descubrir talentos en los niños y proyectarlos para que éstos sean desarrollados en su máximo potencial.
  • Entender que lo que más nos irrita de los alumnos puede ser un potencial de éxito en sus vidas.
  • Enseñar a los alumnos a ir más allá, a no conformarse, a estirarse más allá de lo que creen poder.

 

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