Las experiencias: elemento transformador

¿Sabes qué son las experiencias? Son la manera de vivir y aprender, ya que forman a cada persona con momentos de descubrimiento que le permiten entender, razonar y cuestionar.

El psicólogo David Kolb desarrolló una teoría del aprendizaje experiencial basándose en el siguiente proceso:

  1. Las experiencias inmediatas y concretas sirven de base para la observación.
  2. El individuo reflexiona sobre estas observaciones y comienza a construir una teoría general de lo que puede significar esta información.
  3. El aprendiz forma conceptos abstractos y generalizaciones basadas en sus hipótesis.
  4. Por último, el estudiante prueba las implicaciones de sus conceptos en situaciones nuevas.

Hace algunas semanas mi esposa inició el proceso de alimentación complementaria con nuestro hijo. Fue un proceso increíble y muy enriquecedor donde nuestro pequeño empezó a descubrir una variedad de alimentos.

En el primer día, Amy le permitía tocar el mango. Al segundo día, veía que el mango caía al piso. Al tercer día, se manchaba la cara mientras seguía cayendo el mango al piso. Al cuarto día no pude evitar preguntarle por qué no darle directamente en la boca evitando que se manchara y así no desperdiciar el alimento.

Ella me respondió: «¡Claro! Eso es lo más fácil en este momento, pero al hacerlo estamos cortando su proceso de descubrimiento que va ligando las experiencias de conocer las texturas, el sabor y llegar a saber que es un alimento. Este proceso puede llegar a durar hasta nueve días».

Cuando aprendí esto, me di cuenta que nosotros los adultos hemos desarrollado procesos de descubrimientos cortos y experiencias instantáneas. Nuestro nivel de madurez y la prisa del día a día causa que reduzcamos cualquier experiencia transformadora, no sólo afectándonos a nosotros como adultos, sino también a los niños, ya que queremos que vivan igual de rápido sus procesos.

¿Cuántas veces has escuchado a un niño decir que no le gusta un alimento y ni siquiera lo ha probado?

Esto es el resultado de un proceso de alimentación corto que no le permitió probar diferentes texturas, descubrir sabores y, por lo tanto, se crearon marcadores somáticos que lo llevan a rechazar la comida sin siquiera probarla. El niño no puede conocer el sabor ni la textura de algo por la experiencia de un adulto que le da la orden de ingerir el alimento, motivándolo con las características del mismo. El niño debió haber tenido su propio proceso de descubrimiento para que le generará la experiencia que lo llevó a definir si ese alimento tiene buen sabor y tal consistencia.

Hace tiempo vi a un niño acercarse a un calefactor (para los que no viven en zonas frías, son necesarios para mantener el ambiente cálido). El papá, al ver el peligro, corrió hacia el calefactor e inmediatamente lo retiró del lugar y comenzó a decirle una expresión con la cual buscó comunicar el peligro. Continuó con lo que estaba haciendo y nada más pasó. ¿Qué debió hacer el papá? ¿Qué hubieras hecho tú para transformar el momento en algo transformador?

En los siguientes puntos detallo los pasos a seguir para aprovechar cada momento de la experiencia:

  1. Toma con paciencia y calma el momento: la mayoría de las veces los adultos vamos corriendo y es así como queremos que nuestros niños vayan y frenamos experiencias. Cuando hay una experiencia o un momento de descubrimiento para el niño aprecia el momento y velo como una oportunidad para transformar la vida del pequeño.
  2. Explica detalladamente. En ocasiones podemos creer que una explicación de nuestra parte es compleja o el niño no la va entender, y definitivamente no es así. Date el tiempo de explicar a detalle. No es lo mismo que le pidas no tocar porque te quemas, a diferencia de sentarlo frente al calefactor, prenderlo y explicarle que el proceso de combustión hace que la temperatura suba y eso provoca que la llama sea caliente y queme.
  3. Usa el lenguaje correcto. No uses palabras que compliquen el proceso de descubrimiento, como por ejemplo: «gua gua» cuando le decimos a nuestros hijos que un perro viene. Eso provoca que la explicación que le des con un lenguaje incorrecto sea sesgada y desaprovechada
  4. Permite que la experiencia se lleve al ritmo del niño y no del adulto. Ellos aprenden y descubren en diferentes tiempos y no puedes pensar que al darle el mango con la cuchara sea suficiente para que descubra todo lo que es el mango (textura, sabor, color, olor).
  5. Refuerza las experiencias o descubrimientos en otros momentos. Si en algún momento ya le explicaste por qué razón el calefactor es caliente y porqué puede quemar (proceso de combustión), aprovecha y sé intencional en otros momentos para que refuerces el tema con otros casos. Por ejemplo, vas camino a su escuela y le preguntas: «¿Sabes cómo avanza el vehículo?» Él te va a contestar con una pregunta, la cual te va a permitir responder reforzando el momento de la explicación que le diste cuando estuvieron frente al calefactor.

Dios nos ha diseñado para aprender a través de las experiencias y como papás o educadores tenemos la responsabilidad de provocarlas y sacarles el mayor provecho.

En un comentario me gustaría que me dijeras cómo provocas experiencias en tus hijos o estudiantes.

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