Tecnología y sus efectos en el cerebro de los niños

La primera vez que escuchamos del COVID-19 fue a finales de enero del 2020 casi principios de febrero. Veíamos esta enfermedad como algo muy lejano y ajeno a nosotros, jamás pensamos que nos afectaría de manera directa y que llegaría a ser un parteaguas en la historia moderna.

Recuerdo muy bien la primera vez que escuché acerca de una extraña gripe en China, distintas fuentes aseguraban que había paralizado a la ciudad de Wuhan, pero aún así no le puse mucha atención. Los días empezaron a pasar y cada vez sonaba más en los noticieros como el coronavirus se iba extendiendo a otros países hasta llegar a Italia y España, colapsando su sistema de salud y dejando miles de muertos.

El COVID-19 ya no era tan ajeno a nosotros, era algo muy real, muy cercano y estaba a punto de cambiar nuestra vida. El primer caso en México se detectó el 28 de febrero del 2020 y fue cuestión de semanas para que la enfermedad estuviera en todos los estados de la república.

Para el 20 de marzo la situación era tan complicada que el gobierno federal canceló todas las clases en todos los niveles. Las escuelas se quedaron vacías, lo mismo sucedió con oficinas, restaurantes y todo tipo de negocios. Nadie estaba preparado para un cambio tan radical; la pandemia afectó la economía, la política, el comercio, pero sobre todo afectó la educación de maneras que aún no hemos llegado a dimensionar con todo y que ya pasó un año y siete meses desde el cierre de casi todo. 

Con estos cambios tan radicales que se dieron prácticamente de un día al otro, la mayoría de las escuelas y sistemas educativos nos tuvimos que ver en la necesidad de migrar al uso excesivo de pantallas (computadoras, celulares y tabletas) para poder continuar con la educación de los niños. Para nadie fue sencillo: ni para los papás, ni para los maestros y mucho menos para los niños. 

En esta migración de lo físico a lo digital muchos lograron adaptarse, pero algunos otros fracasaron en el intento. Escuché historias sumamente tristes: maestros que eran buenos en el aula, pero pésimos en el mundo digital por un sin fin de razones; al no lograr adaptarse desistieron de la enseñanza. 

Supe de familias que tenían 3 hijos y sólo una computadora en casa, sin dinero, desempleados por la crisis sanitaria y sin posibilidades para poder comprar una nueva computadora; tuvieron que optar por seleccionar cuál de los hijos debía de asistir a la nueva escuela digital y cuál se tomaría un descanso hasta volver a la normalidad. 

No obstante, también me enteré de historias alentadoras: maestros que, a pesar de su limitaciones y edad, lograron transformarse para aprender nuevas habilidades por amor a sus alumnos. 

Como ya mencioné, para nadie fue sencillo. De repente el trabajo de ambos papás pasó de estar en una oficina al comedor de su casa, pero no sólo eso, a su lado también era el aula de clases de sus hijos. Todos los días se volvieron «el día de llevar tu hijo al trabajo», pero al mismo tiempo era el día de «lleva a tu papá a la escuela».

Las mamás trabajadoras fueron de las más afectadas, porque no sólo tenían que preocuparse por su trabajo y los quehaceres del hogar, ahora debían vigilar que sus hijos estuvieran prestando atención en clase. 

La situación se ha normalizado o por lo menos nos acostumbramos a los retos diarios que esto conlleva, hemos hecho nuevos hábitos parte de nuestro día a día como no salir de la casa sin cubrebocas, por ejemplo. Sin embargo, hay algo que es preocupante y que es un hábito que no podemos conservar, ni normalizar en nuestra vida diaria y tiene que ver con el exceso del uso de tecnologías en el día a día, específicamente el de pantallas.

La educación pasó muy de repente a la arena digital, un movimiento rápido y a la vez prolongado. Los papás empezaron a normalizar el exceso del uso de pantallas en el día a día, justificando que ante la situación mundial «millones de niños y jóvenes han quedado limitados a sus hogares y sus pantallas. Para muchos, internet se convirtió rápidamente en la única forma de jugar, socializar y aprender». De por sí, antes de la pandemia ya teníamos un severo problema del mal uso de tecnologías en casa, esta nueva realidad causó un profundo agravamiento a la situación y lo estamos dejando pasar sin reflexionar y actuar ante los peligros que esto ha ocasionado. 

«Si bien la tecnología y las soluciones digitales ofrecen oportunidades y beneficios considerables para que los niños sigan estudiando y se mantengan entretenidos y conectados, estas mismas herramientas pueden aumentar su exposición a numerosos riesgos. Incluso antes de la pandemia, la explotación sexual en internet, los contenidos dañinos, la desinformación y el ciberacoso ponían en peligro los derechos de los niños, así como su seguridad y su bienestar mental».

Mi objetivo en este artículo no es hablar de los peligros que hay al exponer a nuestros hijos al contenido que hay en internet, redes sociales, apps, videos, etc.  sin la supervisión adecuada o en una edad donde no tienen la madurez. Quiero pensar que todos mis lectores son personas suficientemente inteligentes para darse cuenta de que darle un celular, tablet o una computadora a un niño sin supervisión, es lo mismo que darles una pistola cargada para jugar con ella, en cualquier momento va a jalar el gatillo, sólo es cuestión de tiempo para que suceda un accidente.

Mi objetivo es entonces explicarte los daños que podemos causar en nuestros hijos si no controlamos el uso de pantallas. También quiero decirte qué hacer para actuar ante esta problemática.

El verdadero problema

Estamos ante un suceso único en la historia, pues por primera vez se ha demostrado que «los nativos digitales son los primeros niños con un coeficiente intelectual más bajo que sus padres». Michel Desmurget, investigador científico demostró mediante diferentes estudios que a lo largo de la historia, los hijos tienen un coeficiente intelectual mayor que sus papás, salvo con las nuevas generaciones. Los investigadores han observado en muchas partes del mundo que el coeficiente intelectual aumentaba de generación en generación. A esto se le llamó el «Efecto Flynn», en referencia al psicólogo estadounidense que describió este fenómeno. No obstante, esta tendencia comenzó a invertirse.

Existen diferentes conclusiones respecto a este fenómeno y una de ellas ¿cuál creen que es? ¡El tiempo que están pasando los niños en las pantallas! Se ha observado que el tiempo que se pasa ante una pantalla por motivos recreativos retrasa la maduración anatómica y funcional del cerebro dentro de diversas redes cognitivas relacionadas con el lenguaje y la atención.

Otros de los problemas causados por las pantallas son:

  • Disminución en la calidad y cantidad de interacciones intrafamiliares, que son fundamentales para el desarrollo del lenguaje y el desarrollo emocional.
  • Disminución del tiempo dedicado a otras actividades más enriquecedoras (tareas, música, arte, lectura, etc.).
  • Interrupción del sueño, que se acorta cuantitativamente y se degrada cualitativamente.
  • Sobreestimulación de la atención, lo que provoca trastornos de concentración, aprendizaje e impulsividad.
  • Subestimulación intelectual, que impide que el cerebro despliegue todo su potencial.
  • Estilo de vida sedentario excesivo que, además del desarrollo corporal, influye en la maduración cerebral.

 

No pretendo que pienses que la revolución digital es mala y debe ser detenida; yo mismo estoy escribiendo e investigando para este artículo mediante una pantalla. Buena parte de mi jornada laboral la hago usando herramientas digitales de todo tipo, incluso trabajo para desarrollar herramientas pedagógicas digitales. Creo fervientemente que debemos desarrollar a los estudiantes y maestros en herramientas y habilidades tecnológicas. No obstante también sé que el exceso de la tecnología crea daños cerebrales irreparables, por lo que tenemos que encontrar un balance, donde incluyamos actividades interpersonales fuera de las pantallas, trabajo intelectual, lectura, música, arte, deportes, etc. porque está demostrado que dichas actividades tienen un poder estructurador y nutritivo para el cerebro, mucho más que una actividad recreativa en una pantalla.

En una interesante investigación experimental, se entregaron consolas de juegos a niños que iban bien en la escuela. Después de cuatro meses, se descubrió que pasaban más tiempo jugando y menos tiempo haciendo las tareas escolares. Sus calificaciones cayeron alrededor de un 5% lo cual es muchísimo en sólo cuatro meses.

En otro estudio, los niños tuvieron que aprender una lista de palabras. Una hora después, a algunos se les permitió jugar un videojuego de carreras de autos. Dos horas después se fueron a la cama. A la mañana siguiente, los niños que no jugaron recordaron alrededor del 80% de la lección frente al 50% de los jugadores. Los autores observaron que jugar interfiere con el sueño y la memorización. 

Las redes sociales no son menos preocupantes que algún videojuego. Tenemos que entender algo: las redes sociales y las pantallas han sido diseñadas para ser adictivas. Y no sólo afectan a nuestros hijos, te afectan a ti y después tus hijos imitarán tus conductas.

En una entrevista con la BBC, Aza Raskin —el inventor de la función del scroll infinito que vemos en redes sociales— dijo que «es como si ellos (redes sociales) tomaran cocaína conductual y la rociaran por toda la interfaz. Y eso es lo que te mantiene con ganas de volver y volver». Las compañías tecnológicas están probando a las personas todo el tiempo para encontrar la mejor manera de hacerlos adictos. Agregó que «detrás de cada pantalla en tu teléfono, hay literalmente mil ingenieros que han trabajado en esas cosas para hacerlas lo más adictivas posibles». 

Business Insider mencionó que Sean Parker —el antiguo presidente de Facebook— dijo que las redes sociales «explotaban la vulnerabilidad en la psicología humana», afirmando que él y Mark Zuckerberg entendían esto, pero que lo hicieron de cualquier manera. 

Adictos al EDSO y las redes lo saben

Para entender por qué somos adictos a las redes sociales y a las pantallas en sus distintas modalidades, es necesario entender cómo es que funciona el cerebro. El ser humano tiene sistemas internos (como una máquina tiene sistema operativo), este sistema fue puesto en nuestro cerebro para ayudarnos a sobrevivir. Felicidad, orgullo, alegría, realización, etc. son sentimientos creados por químicos en el cerebro, estos químicos podemos llamarlos EDSO (Endorfinas, Dopamina, Serotonina y Oxitocina), las hormonas que generan el placer. Cada vez que una persona consume cualquier droga, juega videojuegos, tiene relaciones sexuales, se va de compras o tiene una buena comida, le genera placer, el cual está regulado por estas hormonas.

Te explico cómo funciona cada una de ellas:

Endorfinas. Sirven para enmascarar el dolor humano mediante una breve euforia, como cuando haces ejercicio o comes comida picante y genera una sensación de felicidad. 

Dopamina. Sentimiento de encontrar algo que estabas buscando, o lograr algo que te habías propuesto. Es la felicidad que sientes al cumplir metas. Es la sensación de satisfacción que sientes al tachar algo que ya hiciste en tu lista de tareas. La dopamina es altamente adictiva y cosas como el alcohol, la nicotina, apostar y el celular la generan. Un adicto a la dopamina está dispuesto a todo por recibir otra dosis de dopamina. La dopamina es peligrosa si no es balanceada. Las redes sociales entienden perfectamente lo adictiva que es esta hormona y han hecho que el celular genere chispas de dopamina cada vez que subimos una foto, leemos los comentarios o vemos likes en ella.

La endorfina y dopamina son altamente adictivas porque son fáciles de producir: ve a correr y alcanza tus metas del día y las obtienes. Sin embargo, no generan un sentimiento de realización, amor o confianza.

Por otro lado, para tener serotonina y oxitocina sí necesitas de las personas.

Serotonina. Desata sentimientos como orgullo y estatus, vienen directamente por el reconocimiento público. Fluye cuando te sientes importante. ¿Qué hacen las redes sociales? Te hacen sentir importante porque proyectas la vida que no tienes. 

Oxitocina. Sentimiento de estar completo. Hace que sientas amor y confianza por las personas. La oxitocina es la hormona que te permite estar con alguien sin hacer nada porque amamos su compañía. Es el intenso sentimiento de seguridad de que alguien más te cuida, protege y cubre. La oxitocina sólo viene con contacto físico. El exceso de oxitocina inhibe la adicción (endorfina y dopaminas). 

Como te diste cuenta por la sola descripción de EDSO, la hormona que más necesitamos es la oxitocina y para obtenerla es necesario alejarnos de las pantallas y desconectarnos del mundo digital para conectarnos al análogo. 

Las grandes compañías de tecnología y entretenimiento saben esto y usan sus distintas aplicaciones para mantenerte adicto. Facebook, Twitter, Google, YouTube, Netflix, Nintendo, Playstation, Xbox, y un sin fin más, saben que pueden manipularte si juegan con el placer que generan estas hormonas. Todos están luchando y compitiendo por tu atención manteniéndote conectado al mundo digital.

Los creadores de todas estas redes sociales y tecnologías conocen el daño que producen en el cerebro y a sus hijos no les permiten tener contacto con pantallas, pero quieren que tus hijos sí las usen, porque es un concepto similar al que usan las mafias: nunca consumir, que consuman los demás.

Recientemente The Wall Street Journal publicó una serie de investigación llamada «The Facebook Files» donde filtran documentos privados e internos de la empresa, los cuales son muy escandalosos, graves y preocupantes. Los documentos mencionan que Facebook de manera interna reconoce el daño terrible que causa Instagram a las personas. Además, menciona que la compañía profundiza aún más en los esfuerzos de la omnipresente plataforma para captar a niños pequeños.

Documentos internos obtenidos por el Journal revelan ahora que Facebook formó un equipo especial para estudiar a los niños y ponderar las formas en que podrían ser monetizados. Uno de esos documentos se refiere a los niños de entre 10 y 12 años (tweens) como una «audiencia valiosa pero sin explotar». Otro sugiere «aprovechar las citas de juego» como medio para impulsar el crecimiento de Facebook.

Otro documento citado por el periódico, fechado en marzo del 2021, señala que Facebook está luchando con la adquisición global de los adolescentes y advierte que la adquisición de usuarios adolescentes parece estar ralentizando. Internamente, Facebook espera que su audiencia adolescente se desplome en un 45% adicional para el 2023, según el Journal. 

Reflexiona: ¿Cuándo tomas la pantalla del teléfono? ¡Cuando estás estresado o estás aburrido! Le hemos enseñado a nuestro cerebro que las pantallas son nuestro escape, es lo que te alivia. Nuestros hijos están haciendo lo mismo: se van a refugiar al celular cuando se aburren, cuando se estresan, cuando tienen una crisis de identidad, cuando no se sienten llenos o felices y el cerebro busca una vía de escape. 

Los psiquiatras dicen que cuando ha habido una adicción muy potente desde la infancia, el cerebro te la va a recordar toda la vida. Sé consciente que muchas veces tú eres el proveedor de la adicción de tus hijos. 

¿Nosotros qué queremos? Que nuestros hijos sepan controlar el estrés y el aburrimiento sin necesidad de estímulos externos que distraigan su atención como un remedio momentáneo.

Hay estudios de psiquiatría que dicen que la gente más feliz es la gente que tiene controlada su atención. La atención se encuentra en la corteza prefrontal en el cerebro, esta zona se encarga de la concentración, de la resolución de problemas y del control de impulsos. Es la zona que nos hace ser superiores a los animales porque es lo que nos permite controlar situaciones, dominar emociones, planificar y resolver problemas. 

Cuando un bebé nace, la corteza prefrontal es muy inmadura y esta madurez sólo llega con los años. Por este motivo la impulsividad es lo que más tarda en manejar un niño. Existen 3 cosas que los neurocientíficos han descubierto que estimula la corteza prefrontal, estas son: la luz, el sonido y el movimiento. ¿Qué sucede si los niños empiezan a tener contacto continuo con una tablet? ¿Qué es una tablet? Luz, sonido y movimiento. Por lo que darles una tablet desde sus primeros 3 años es causarles una hiperestimulación innecesaria en su cerebro. 

Hoy en día nos encontramos con niños de 10 años con corteza prefrontal inmadura porque se ha sobreestimulado con luz, sonido y movimiento y cada vez requiere estímulos más fuertes para que preste atención. He escuchado a padres decir que el hecho que sus hijos no se puedan estar quietos o concentrar en la escuela, tiene que ver con un síndrome de hiperactividad. Sin embargo, no analizan la cantidad de tablet que le permiten consumir al día y lo mucho que afecta a su cerebro impidiendo que el niño pueda prestar atención. No lo analizan porque no les conviene, ya que la tablet, el celular o la televisión es la salida fácil para deshacerse por un tiempo del desgaste de la crianza.

Sucede lo mismo que con la zona de retención de datos cerebral, se empieza a estropear debido al uso excesivo de la tecnología. Esto lo vemos claro en nuestra vida adulta; ya no guardamos información de memoria como lo hacíamos en el pasado, difícilmente nos sabemos de memoria cuatro números de celular. 

El cerebro funciona con un mecanismo que se llama «lo usas o lo pierdes», es decir, la información que no utilizas con periodicidad es desechada por el cerebro. El papel de la tecnología es importante porque gracias a ella hemos dejado de memorizar y hemos perdido orientación debido al uso de aplicaciones como Google Maps y Waze. Esto genera que el hipocampo (la zona de retención de datos y memorización) cada vez funcione peor. 

Yo quiero que mis hijos aprendan a controlarse en una sala de espera, que coman en tranquilidad y paz sin necesidad de estar viendo a PAW Patrol en la mesa; que ponga atención a su profesor cuando hable, que memoricen mi número celular por si se pierden, que sepan cómo llegar a casa en caso de una emergencia, etc.

Lo que las compañías de tecnología quieren es tu atención y la de tus hijos. Te lo quiero explicar de la siguiente forma: ¿Cuándo fue la última vez que pagaste por usar una red social; por subir una foto o por ver un video en Facebook? Nunca ¿verdad? ¿Por qué Facebook, Twitter o Instagram no te cobran por usarlas? ¿Sabes por qué? Porque tú no eres el cliente, tú eres el producto. Ellos te están explotando a ti, están minando tu atención para venderla a sus clientes. ¿Quiénes son sus clientes? Todas las compañías que se anuncian ahí. 

Nosotros como padres necesitamos enseñar a nuestros hijos a controlar su atención, empezando por la nuestra.

Nunca habíamos tenido tanto acceso a la información, tanta diversión en un sólo lugar, tanto entretenimiento y tanta facilidad de comunicarnos a cualquier hora y dónde quiera que estés. Ya no le permites a tu cerebro ni al de tus hijos estar aburrido y dejarle un espacio a la imaginación. La hiperestimulación produce un aumento de ansiedad la cual frena la creatividad y el asombro que son alimento un  indispensable para nuestro cerebro.

Los niños están creciendo en una sociedad que busca la gratificación instantánea y el placer instantáneo. Cuando yo era niño, si quería ver mi caricatura favorita, tenía que esperar un día y un horario específico para verla y cuando por fin la veía tenía que soportar los comerciales. Hoy en día hemos eliminado todo eso. Tenemos series, películas y caricaturas disponibles para ver al instante y las veces que sean, eliminando un valor fundamental en la vida de los niños: la paciencia. 

Esta nueva era tecnológica está generando niños intolerantes a la frustración, cada vez les cuesta más trabajo perseguir la gratificación no momentánea, la que viene sólo por el esfuerzo y el tiempo, esto se debe a que están acostumbrándose a vivir por el chispazo de dopamina que genera un clic.

Hace poco vi la siguiente imagen que me fue compartida por varios amigos:

 

educación y la tecnología

La traducción al español es: «Claro que podríamos criar sin tiempo frente a la pantalla y también podríamos batir nuestra propia mantequilla. No nos volvamos locos».

Hay una completa insensatez en los padres que se quieran justificar detrás de esta imagen, porque la comparación entre el sabor que tiene una mantequilla artesanal hecha en casa y criar a tus hijos con pantallas no tiene punto de comparación. Entiendo el mensaje relajado que quiere transmitir a otros papás que se puedan sentir culpables por usar como niñeras a las pantallas, pero seamos honestos: algunos quieren minimizar el problema y hacer como si no fuera la gran cosa, cuando sí lo es.

Una mantequilla no te va a crear daño en tu cuerpo (a menos de que comas diariamente un bote entero). No obstante, darle una pantalla a un menor de dos años sólo para que deje de llorar y se entretenga «solo», sí va a crearle un daño cerebral. Esta actitud es egoísta porque después de todos los estudios que existen sobre el uso de las pantallas, los adultos valoran más que sus hijos no les quiten su valioso tiempo. Muchos adultos prefieren el daño a la corteza prefrontal de un niño que dedicarle tiempo para atenderlo.

¡Tomemos nuestra responsabilidad! Las nuevas generaciones están demostrando tener un cerebro menos desarrollado que el de sus padres y eso nunca había pasado en la historia de la humanidad, normalmente es al revés. El problema es serio, ¡necesitamos tomar responsabilidad y hacer lo que nos toca! ¡Empecemos por nosotros!

Vamos a mostrarle a los niños que nosotros dominamos el dispositivo y no él a nosotros. Te comparto una lista de cosas que yo he aplicado:

  • Quita las notificaciones de todas tus aplicaciones.
  • No permitas que el algoritmo te diga qué ver. Al darle poder a sus recomendaciones puedes caer en un «rabbit hole» y es una inmensa pérdida de tiempo. 
  • Disminuir el uso de la red más activa poniendo candados que ya los celulares mismos traen funciones para limitar el tiempo que pasas en ella.
  • Utiliza el modo avión constantemente. Que cuando estemos con nuestros niños se los demostremos sin estar mirando el celular. 
  • Establece lugares y zonas de «no celular». La comida es el mejor espacio para conversar.
  • Busca pasar tiempo de calidad con tus hijos haciendo actividades donde no hay televisión, ipad o celular. Si vas al parque, vas a estar con ellos poniéndoles completa atención. 

 

¿Cuánto es suficiente?

Al inicio del artículo mencioné que no estaba en desacuerdo total con el uso de nuevas tecnologías. Yo mismo fui un niño que creció rodeado de videojuegos; miré bastantes caricaturas y películas. Fui parte como muchos de la generación de transición tecnológica, de no conocer el celular, de no tener televisiones planas, computadoras en casa e internet. Fui testigo del boom tecnológico de los noventas e inicios de los dos mil que cambiaría nuestra vida para siempre. 

De no tener nada, pasamos a tenerlo todo en un abrir y cerrar de ojos. La diferencia en no desarrollar una adicción a la tecnología estuvo en mis papás y sus reglas. Sí, ellos siempre establecieron cuánta televisión era suficiente. Cuántas horas de videojuegos a la semana eran pertinentes. Mis papás siempre crearon un ambiente de reglas sanas que me permitían saber cuánto, cuándo y cómo usar la nueva tecnología en casa. Como niño no me gustaba, pero ahora que crecí les agradezco los límites que me establecieron. 

Esto es lo que nosotros debemos de preguntarnos hoy: 

  • ¿Cuántas horas es la pantalla es suficiente?
  • ¿Cómo voy a permitirla? 
  • ¿Cuándo podrán usarla? 

 

Tenemos que agregar una más que a mis papás les faltó añadir: ¿Dónde hay que usar las pantallas? 

En torno a estas preguntas debemos de crear reglas y formar un ambiente familiar sano que tampoco sea en extremo restrictivo. Es exactamente como con los dulces, los tenemos en casa, pero no permitimos que los niños los prueben cada vez que ellos quieren, sino que creamos reglas para que puedan acceder a ellos. Lo mismo tenemos que hacer con la tecnología. 

La Academia Americana de Pediatría da recomendaciones sobre el tiempo que deben pasar los niños en las pantallas para evitar un daño cerebral irreversible.

Niños menores a 18 meses. No deben de tener exposición frente a pantallas, salvo cuando sus padres hagan algún tipo de videollamadas. Esta es una etapa complicada para los papás y es muy fácil volver adictos a sus hijos porque los pequeños de 18 meses son inquietos y no se entretienen fácil, por lo tanto, la escapatoria para muchos es empezar a ponerlos frente al celular a mirar videos en cualquier plataforma digital sin pensar en el daño que le están ocasionando. El reto crece cuando tenemos hermanitos mayores en casa y ellos quieren mirar su programa. 

Los niños menores a 18 meses no se van a entretener con la pantalla, incluso si tienen hermanos mayores que la vean simultáneamente. Es posible que les llame la atención por unos instantes, pero después preferirán entretenerse con otras cosas. Créeme, estoy pasando por esta situación con mi hijo menor.

Ellos se entretendrán si tú los obligas y les creas el hábito. Si no lo haces, el niño no desarrollará por sí solo el hábito. 

Lo que puedes hacer para entretenerlo es:

  • Brindarles juguetes didácticos, coloridos y con diferentes texturas que les ayuden a mejorar su motricidad fina. 
  • Apóyate en libros con muchos colores, dibujos, poco texto y que les abran la mente al mundo que los rodea.
  • Dedícales tiempo, no hay mejor receta que ésta.

 

Niños de 18 a 24 meses. El tiempo mínimo es de 30 minutos al día. Esto quiere decir que ya pueden empezar a ver un capítulo diario de su caricatura favorita. Toma en cuenta que, aunque ya empiezan a pasar tiempo frente a pantallas necesitan tu supervisión, por lo que es importante que esos 20 o 30 minutos los pases con tus pequeños. 

Una serie que recomiendo ampliamente por sus efectos positivos sobre los niños es Daniel El Tigre. Un estudio realizado por Texas Tech University, descubrió que no toda la televisión (incluido YouTube) es perjudicial para los niños, y esto es debido a que existe la caricatura de Daniel El Tigre.

Daniel El Tigre tiene canciones sobre contar hasta cuatro para ayudar a los niños a calmarse, aprender a ir al baño solos, cepillarse los dientes, lavarse las manos, etc. Los padres saben que este tipo de programas de televisión ayudan a sus hijos, pero en realidad hay muy poca investigación que explore los efectos de programas de televisión que intentan enseñar habilidades sociales a los niños. Esto llevó a un grupo de investigadores a realizar un estudio sobre el barrio de Daniel Tiger. Esto es lo que hicieron los investigadores para realizar el estudio:

  • Los investigadores inscribieron a niños en edad preescolar y uno de cada uno de sus padres en el estudio.
  • Durante un período de dos semanas, algunos de los niños vieron a Daniel El Tigre durante 30 minutos diarios, mientras que algunos de los niños vieron 30 minutos de un documental sobre la naturaleza también diariamente.
  • Luego entrevistaron a los niños y jugaron con ellos algunos juegos especiales que permitieron a los investigadores medir ciertas habilidades sociales: empatía, reconocimiento de emociones y confianza social. Cada una de estas tres habilidades son parte de lo que constituye la «preparación para la escuela» y son buenos indicadores de éxito en el jardín de infantes y más allá.
  • Los niños que vieron Daniel El Tigre demostraron tener niveles más altos de empatía. En general, reconocían mejor las emociones y tenían más confianza en situaciones sociales que los niños que sólo veían el programa de televisión sobre la naturaleza.

 

Niños de 2 a 5 años. Puedes incrementar a una hora al día y es recomendable empezar con reglas nada flexibles y cumplirlas para crear la rutina y el hábito.

En esta etapa de la vida es donde yo me encuentro, por lo que te compartiré las reglas que usamos: 

  • Un capítulo de una serie al llegar de la escuela y tal vez otro al despertar de una siesta. Esta debe de haber sido supervisada por nosotros previamente y pueden ser programas como: Nuestro planeta, PAW Patrol, Daniel El tigre, George El Curioso, Pequeños Héroes y Los Detectives. 
  • Nunca en el celular. Usamos el celular para mostrarles fotos y ponerles música. 
  • Nunca en el ipad. salvo si estamos viajando o hay algún otro niño en casa y queremos supervisarlos de cerca, ya que nuestra pantalla principal la tenemos en un área restringida de las visitas.
  • Nunca mientras comemos.
  • En fines de semana podemos ver películas, eso implica más de una hora al día, pero sólo los fines de semana.
  • Máximo una hora al día. 

 

Aquí debo hacer una advertencia que a muchos no les va a gustar: estamos en una era tecnológica tan fuerte e intensa, que sistemas educativos vestidos de innovación están sugiriendo que la educación preescolar debe de ser desde una tablet, empujando y exponiendo a los niños de 3 a 5 años a pasar más de 2 horas frente a estímulos sensoriales que según los distintos estudios neurológicos, harán un daño irreversible en el hipocampo y corteza prefrontal del niño. Para las escuelas y padres de familia la tecnología puede parecer muy atractiva y hacerles la vida más sencilla, pero ¿ya pensaron en los daños que le están causando a los niños? ¿Vale más que tu hijo use tecnología que su propio cerebro? 

Niños de 5 a 12 años. No más de 2 horas al día frente a pantalla, esto involucra celular, tablet, televisión y videojuegos. En esta etapa los expertos mencionan que los niños ya pueden usar una tablet con juegos o aplicaciones para divertirse. Todo bajo supervisión de los padres, nunca solos en su cuarto, con internet muy restringido y fuera del mundo de las redes sociales. Ninguna persona menor a 12 años necesita usar Facebook, Instagram o TikTok. Su red social más importante se encuentra con su familia, amigos de la escuela y vecindario. 

Termino con unas palabras de la Dra. Rojas:

«Enseñemos a nuestros hijos a conectar con sus amigos en la vida real. Pasemos tiempo con nuestros hijos unidos, tocándoles, abrazándoles y riendo. Enseñémosles a posponer la recompensa, porque una persona con voluntad llega más lejos que una persona inteligente».

 

 

 

 

 

Lic. Ángel Olguín

Director del Sistema LAM

@angel_e_olguin 

 

 

https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/aumenta-preocupacion-bienestar-ninos-jovenes-incremento-tiempo-frente-pantallas
https://www.bbc.com/mundo/noticias-54554333http://www.cua.uam.mx/news/miscelanea/los-nativos-digitales-son-los-primeros-ninos-con-un-coeficiente-intelectual-mas-bajo-que-sus-padres

https://www.eluniversal.com.mx/ciencia-y-salud/nnativos-digitales-primera-generacion-con-coeficiente-intelectual-inferior-al-de-sus
https://www.milenio.com/tecnologia/facebook-es-tan-adictivo-por-las-siguientes-razones

https://www.wsj.com/articles/facebook-instagram-kids-tweens-attract-11632849667
https://es.finance.yahoo.com/noticias/facebook-ninos-documentos-internos-145558282.html?guccounter=1&guce_referrer=aHR0cHM6Ly93d3cuZ29vZ2xlLmNvbS8&guce_referrer_sig=AQAAAKJgf1RibY0Kjq5S8J1DQBRvW6h70cKwVvgH92ikyNaOMsd80tlYqJohyy3_GjK88G4SRck1dIHY3yRKu88xrTxtjOPNI-3Ot8Mefrb0iLe0Mq1kZfvGvFkgoYV-FuPPSYZxz7x0db5uDWLsX_GXuWmDnXb1y55q63V17_HCbsa7

[1] https://www.youtube.com/watch?v=Pmxn6Vj3_PI&t=34s&ab_channel=EducaresTodo[1]https://aprendemosjuntos.elpais.com/especial/saber-concentrarse-es-mas-decisivo-para-un-nino-que-su-coeficiente-intelectual-daniel-goleman/

https://www.apa.org/monitor/2020/04/cover-kids-screens#:~:text=AAP%20calls%20for%20no%20screen,of%20screen%20time%20per%20day.
[1]https://cimgpeds.com/study-shows-daniel-tigers-neighborhood-helps-kids-learn-important-life-lessons/

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Una respuesta

  1. Muchas gracias por este artículo!!! 😀 resume apropiadamente lo que he estado leyendo en los últimos meses sobre las pantallas. Nuevamente. Muchas muchas gracias

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