Los beneficios de un entorno de orden

¿Qué es el orden? En filosofía, orden (en griego cosmos) es lo que se opone al caos. Cosmos, en su sentido más general, es sinónimo de universo o mundo, el conjunto de todo lo existente, aunque también es empleado para referirse exclusivamente al espacio exterior a la Tierra. El término cosmos además denota orden y organización, pues es el universo visto como un sistema ordenado o armonioso.

En biología, orden es una de las categorías de la taxonomía. Usualmente se emplea el término para designar a la taxonomía biológica, la ciencia de ordenar a los organismos.

En matemáticas, los diferentes tipos de orden son tratados por la teoría del orden. El primer orden que uno típicamente encuentra en la educación matemática de la escuela primaria es el orden ≤ de los números naturales.

En informática, se usan algoritmos de ordenamiento que son importantes para optimizar el uso de otros algoritmos (como los de búsqueda y fusión) que requieren listas ordenadas para una ejecución rápida.

¿Y de dónde surge?

Las bases del orden

Dios proporcionó el ejemplo definitivo de administración del tiempo y de orden en el libro de Génesis. En seis días, Él creó la tierra y todo lo que hay en ella, y el séptimo día descansó.

Experimentamos que Dios es un Dios de orden por la coherencia de las estaciones, las mareas y las órbitas solares. Podemos ordenar nuestras vidas porque sabemos con qué precisión el sol se pondrá y volverá a salir; cómo cambiarán las estaciones del año, cómo serán las mareas, y cómo rotarán los planetas sobre sus ejes.

¿Qué produce el orden?

El orden produce multiplicación.

Cuando Jesús alimentó a cinco mil y más personas en Capernaum, primero los ordenó en grupos de cincuenta, luego trajo multiplicación. 

Dios nos marca el orden y al mismo tiempo nos permite que la multiplicación venga a través de nuestras manos cuando estamos en el lugar de orden, es decir, en el lugar correcto.

Dios es un padre tan responsable que nunca te hará crecer en áreas donde estés desordenado y no multiplicará en donde hay desorden; no porque no te quiera bendecir, sino porque cualquier crecimiento o multiplicación en medio del desorden, traerá más desorden.

Cuando hablamos de multiplicación, ésta puede venir a través de:

  • Ideas
  • Recursos
  • Tiempo
  • Pensamientos y visiones de Dios
  • Relaciones

 

El orden produce placer

Dios nos ha diseñado para disfrutar la armonía, es por eso que desde el primer día que un hombre habitó, lo envió a un lugar lleno de armonía, porque ese es el diseño de Dios a nuestras vidas.

Está comprobado que al limpiar u ordenar un espacio o habitar en un lugar ordenado, nuestros cerebros liberan endorfinas, una sustancia que produce sensación de bienestar.

Como explica Verne Tasio Rivallo, psicólogo y pedagogo especializado en terapia cognitivo-conductual, la limpieza y el orden influyen mucho en nuestra salud mental. «El ser humano tiende a buscar siempre un equilibrio, tanto interno que se denomina homeostasis, como externo, que tiene que ver con el entorno».

La homeostasis (del griego ὅμοιος hómoios, ‘igual’, ‘similar’, y στάσις stásis, ‘estado’, ‘estabilidad’) es una propiedad de los organismos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior (metabolismo). Se trata de una forma de equilibrio dinámico que se hace posible gracias a una red de sistemas de control realimentados que constituyen los mecanismos de autorregulación de los seres vivos. Ejemplos de homeostasis son la regulación de la temperatura y el balance entre acidez y alcalinidad (pH).

Si nos fijamos, todo obedece a un orden, incluso la naturaleza, y como personas, estamos programados para ese orden.

Pero también es importante hacernos la pregunta:

¿Qué produce el desorden?

1. Destrucción
La entropía es el grado de desorden y de caos que existe en la naturaleza. Es el segundo principio de la termodinámica que puede definirse esquemáticamente como el «progreso para la destrucción» o «desorden inherente a un sistema». Este principio establece que a cada instante el universo se hace más desordenado. Hay un deterioro general pero inexorable hacia el caos.

2. Estrés
El desorden y el consumo excesivo que suele generar el desorden sobrecarga nuestros sentidos y no solamente nos generan una sensación desesperante, sino que efectivamente hace que aumenten las hormonas del estrés.

Un grupo de familias en Los Ángeles (EE.UU.) llenos de juguetes y cosas en sus casas, fueron analizadas por en un estudio de la UCLA, que concluyó que los niveles de cortisol (hormona del estrés) en las madres se dispararon cuando iban a sus casas y se enfrentaban a sus pertenencias, mientras que las mismas cayeron cuando se fueron del lugar.

3. Asuntos pendientes
Los pendientes de relaciones que han estado siendo arrastrados por hábitos, sentimientos, mentiras, pecados provocan desorden. Vivimos en una cultura donde no le damos salida a asuntos que se le tienen que dar salida.

Dios, por eso, nos pide tener las cosas en orden. Por ejemplo, las personas de la iglesia anabaptista resolvían sus problemas al encerrarse en un pequeño cuarto a todos aquellos que tenían problemas y los dejaban ahí por horas o el suficiente tiempo para que arreglaran sus problemas.

Dios a través de su palabra nos da el orden de cómo atender estos asuntos pendientes o conflictos personales:

  1. Desarrolla la actitud apropiada del corazón. Sé manso (Gálatas 6:1); humilde (Santiago 4:10); perdonador (Efesios 4:31,32); y paciente (Santiago 1:19,20).
  2. Evalúa tu parte en el conflicto—Mateo 7:1-5 (Es necesario quitar primero la viga de su propio ojo antes de ayudar a otros).
  3. Ve directo al individuo (no a otros) para expresar tu preocupación (Mateo 18:15). Esto debe hacerse con amor (Efesios 4:15) y no simplemente para exponer una queja o dar rienda a una emoción. Acusar a una persona tiende a estimular los mecanismos de defensa. Por tanto, aborda el problema en vez de atacar a la persona. Esto le da a la persona una mejor oportunidad de clarificar la situación o de pedir perdón por la ofensa.
  4. Si el primer intento para obtener una solución no logra los resultados deseados, dirígete a otra persona que pueda ayudar como mediador (Mateo 18:16). Recuerda que su objetivo no es ganar una discusión; es llegar a una reconciliación con su hermano creyente. Por lo tanto, elige a alguien que puede ayudarte a resolver el conflicto.

 

¿Cómo está el orden en tu vida?

Si hoy murieras…

  • ¿Qué tan ordenado dejarías tu entorno?
  • Para los casados ¿cómo dejarías las finanzas de tu familia?
  • ¿Cómo dejarías tus pertenencias?
  • ¿Cuántos conflictos interpersonales dejarías sin resolver?
  • ¿Cuántos asuntos dejarías sin resolver?
  • ¿Qué legado dejarías si vivías un desorden?

 

Vivamos vidas fructíferas y ordenadas en todo lo que hagamos.

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